HISTORIA DEL SIGLO XIX

ERIK: SIGLO XIX

Alrededor de 1814, yo trabajaba las tierras de un campo, siempre recorría alrededor de 10km para llegar de mi casa a mi trabajo y eso me daba tiempo para pensar en diversas cosas que si habían descubierto ya la máquina de vapor, que si estaban comentando que hay alguien en la construcción de la locomotora de vapor que el movimiento ludista, en fin infinidad de cosas que pasaban en mi entorno social que finalmente, afectaban o favorecían al desarrollo de nosotros las familias pobres.

Además de esto pues en mi cabeza giraban las ideas de que faltaba dinero para comer en casa, que ya venía en camino el nuevo inquilino, que tenía que trabajar más y aparte de eso buscar otra alternativa para poder obtener más dinero, entonces de pronto al llegar al kilometro 5 me encontré a un señor muy refinada, el cual me ofreció unos boletos para un concierto deseos a los que van los ricos, yo le comente que iba directo a mi trabajo y que no podría asistir debido a que si no trabajaba las tierras no tendría mi ganancia y además de eso no me alcanzaba para comprarlo, cuando entonces el señor refinado me dijo pero si no se los estoy cobrando señor, a lo cual respondí ¿cómo? , si me dijo aquel individuo, que insistió con voz firme tenga tómelos, le juro con se arrepentirá y que será una de las mejores experiencias de su vida, ya que además de escuchar un hermoso concierto tendrá una lección de vida ya que a veces el silencio de un sordo puede componer hermosas melodías para los que escuchan.

Yo no lo creía no todos los día una persona tan rica le ofrece a un pobre campesino como yo ir a un concierto; pero me anime y los tome. Al llegar a mi casa le dije a mi esposa que me acompañara sacamos nuestros mejores harapos y nos fuimos al centro de la ciudad donde tendría lugar el concierto, todos estábamos maravillados pues decían que el director era sordo y eso nadie lo podía creer.

Después del concierto todos quedamos petrificados nuestros oídos estaban llenos de placer con las belleza piezas que toco aquel músico apenas conocido, pero a mí me dejo algo más que solo gusto por la música, me levanto de la depresión en la que estaba ya que después del concierto me puse a pensar: si un sordo puede hacer música, yo también puedo lograr grandes cosas; así lo hice y ahora soy el dueño de las tierras que trabajaba antes y mis 6 hijos tienen comida diario caliente y bien servida, así que le doy gracias a ese músico y en si a la música por haberme enseñado la mejor de las lecciones de mi vida